La cuaresma

Ayer comenzó la cuaresma, una época perfecta para acercarse más a Dios. Comenzó con el tradicional miércoles de ceniza donde a través de un acto simbólico los representantes de Dios en la Iglesia nos recuerdan que fuímos polvo y en ello nos hemos de convertir sin que esto signifique el final de todo. Pero esa es otra historia. Lo que importa ahora es entender por medio de estos 40 días el calvario que vivió Jesús para darnos una nueva oportunidad. Y qué decir de su madre que lo vio sufrir y calló todo su dolor, tremendo sacrificio!
Siempre hablamos de personajes históricos que libraron grandes batallas, conquistaron tierras, acabaron con yugos. Pero todos nos olvidamos del más grande heroe, el que fue capaz de dar la vida por toda la humanidad. En este punto ¿acaso nos hemos hecho merecedores de esa oportunidad que nos dio Jesús con su entrega? Sin embargo Jesús no deja de creer en nosotros y en lo que podemos hacer. Si la Navidad es la época en que recibimos a Jesús niño, durante la cuaresma lo recibimos nuevamente. Pero esto debe ocurrir realmente todos los días de nuestras vidas y no solamente en ciertas fechas anuales. A Jesús (Dios) le debemos todo. En estos 40 días procuremos entender el misterio de su muerte, el sacrificio suyo y aprendamos a compartir con El todo lo que vivió por nosotros mientras nos fijamos en el prójimo, en ser mejores personas, mejores vecinos, mejores hijos o padres, mejores esposos o novios. Podemos hacerlo. Confiemos en Dios. Pidamos porque Dios nos haga más receptivos ante los demás. Pidamos porque se lleve nuestros egoísmos. Pidamos porque despierte en nosotros el espíritu de servicio y nos regale nuevos dones. Insistamos siempre. Pueden pasar muchas cosas en la vida pero Dios jamás se olvida de nosotros. ¿Tanto nos cuesta acaso poner de nuestra parte y ser mejores personas después de todo lo que El hizo por nosotros?
Confíen en Dios, no importa de qué religión sean, pero confíen en El.
Vamos que el equipo de Dios siempre gana!